jueves, 2 de octubre de 2025

NUESTRO FUTURO Y SUS ALTERNATIVAS

 


La población mundial no para de crecer en progresión geométrica. No hay manera de controlarla. Sigue creciendo sin parar. Ni gripes raras, ni pandemias nuevas, etc, nada puede frenar ese aumento. Si no se frena dicho aumento de población, es inevitable el agotamiento de los recursos naturales, lo que acabará con la población humana y probablemente, con un triste final. Si se quiere encontrar soluciones antes de que ello ocurra, hay que hacerlo lo antes posible, porque si no, será demasiado tarde.

La población mundial aumentó en más de 71 millones de personas en 2024, alcanzando aproximadamente 8.200 millones de habitantes. El crecimiento se concentra principalmente en países de Asia y África, aunque la tasa de aumento se ha ralentizado hasta <1% anual, y se espera alcanzar un pico de 10.400 millones alrededor de 2080. 
  

Hay algunos posibles planteamientos pero que se ven interrumpidos por los intereses económicos de los países con mayor influencia mundial.

Por un lado tenemos a los ejércitos de las grandes potencias, que no pueden estar parados y necesitan entrar en guerra para mantenerlos en forma. Buscan conflictos bélicos contra enemigos generalmente mucho más débiles que ellos para que les sirvan de entrenamiento a sus ejércitos.



Las industrias bélicas no pueden dejar de producir, por lo que siempre se necesitan guerras en donde gastar todo tipo de material y así continuar fabricando. Probar las nuevas armas diseñadas en un campo de batalla real es fundamental para asegurar que los resultados sean óptimos.


Las industrias bélicas generan beneficios multimillonarios en todo el mundo debido a su participación en la fabricación de armas, equipos y servicios militares. Los conflictos geopolíticos, como las guerras de Ucrania y Gaza, actúan como catalizadores, impulsando la demanda y los ingresos de estas empresas, lo que a su vez atrae inversión financiera significativa de bancos y fondos de inversión. Este sector se caracteriza por la alta competencia tecnológica, la complejidad de sus programas y la dependencia de presupuestos públicos y exportaciones, lo que genera ganancias sustanciales para las empresas involucradas.

La industrias farmacéuticas no pueden dejar de fabricar medicamentos de todo tipo. Mueve demasiados cientos de millones al año como para dejar de investigar y de fabricar. Necesitan que las personas consuman medicamentos continuamente. 

La industria farmacéutica genera beneficios a nivel mundial mediante la innovación de tratamientos que mejoran la salud y calidad de vida, contribuye significativamente al crecimiento económico a través de la creación de empleo directo, indirecto e inducido y un aumento del PIB global. Sin embargo, sus ganancias son a menudo criticadas por ser excesivas, especialmente en la venta de tratamientos innovadores que también son muy caros, lo que suscita debates sobre la accesibilidad y equidad de los medicamentos en todo el mundo.

En paralelo, se buscan alternativas más sofisticadas, como por ejemplo, dar un primer salto hacia nuestro satélite, la Luna, construyendo bases que sirvan posteriormente de lanzaderas para viajar hasta Marte e intentar repoblarlo a toda costa. Claro que esta solución no estará al alcance de cualquiera, sino solo al de unos pocos elegidos. Las ciudades futuras en Marte, como la proyectada Nüwa por el consorcio SONet, se basan en diseños autosostenibles y verticales insertados en acantilados para proteger a los habitantes de la radiación y los meteoritos, aprovechando recursos locales como el hielo de agua. Otra visión, impulsada por Elon Musk y SpaceX, contempla una colonia masiva de hasta un millón de personas, con el cohete Starship como pilar fundamental para el transporte y la construcción de una infraestructura sostenible, nombrando a esta primera colonia futura como Terminus.


Otro de los grandes problemas es el deterioro de nuestro planeta provocado por los seres humanos. Es indudable que a nivel local estamos destrozando nuestro entorno, a causa de la gran acumulación de personas en enormes ciudades. Esto, a la larga, se convertirá en un problema sin solución si no lo es ya en muchas capitales del mundo. La utilización de recursos inadecuados como los derivados del petróleo y las centrales nucleares han sido un negocio muy rentable pero por contra, uno de los mayores problemas de contaminación de todo el planeta. Ahora nos obligan a comprar coches eléctricos porque se han dado cuenta que los de combustión por gasolina o gasoil contaminan. ¿Alguien se cree que esto no iba a pasar? ¿Y los plásticos? Resulta que ahora aconsejan que evitemos el consumo de plásticos porque contaminan hasta los océanos. Pero hombre, si sabes que eso iba a ocurrir, porque los sigues fabricando.

La esperanza de encontrar una solución se retrasa cada día más, porque los intereses económicos se anteponen a las soluciones necesarias para salvar a la humanidad. Si no hay beneficios económicos muy rentables, no interesa. Es una batalla perdida por todos los que luchan por la supervivencia de los humanos.

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