jueves, 3 de marzo de 2011

BRUJAS

Perfil de una bruja:
Pocos demoniólogos ponen en duda que el origen de la mujer bruja radica en una debilidad psíquica de la misma que dificulta su vida de relación con los demás.
Suele ser una pobre mujer histérica, muy inestable, que se siente profundamente desgraciada, incomprendida, y marginada por los demás.
Con mucha frecuencia, con problemas de sexo (obsesiones, a veces de un pasado lejano, que en su subconsciente le provocan estados de ansiedad), insatisfecha y resentida con la religión, que no le ofrece el consuelo suficiente para poder sobrellevar la cruz de una existencia sin sentido.

También las mujeres muy religiosas reprimidas, torturándose entre lo que se debe o no se debe hacer, viviendo en una lucha eterna que les tortura durante toda su vida, son fáciles víctimas del satanismo y de la brujería.

Se han aprovechado de estas pobres víctimas muy a menudo, capellanes que suplantaron a los diablos y engrandecieron sus dotes de seducción con el argumento fácil de que Satanás es muy poderoso y como le venga en gana siempre consigue lo que quiere.
Se conocen casos en los que los confesores alentaron, parapetados tras las espesas rejillas de los confesionarios la sumisión de Satanás, disminuyendo las defensas de las que iban a ser abordadas, convenciéndolas de que cualquier resistencia, al final, resultaría totalmente inútil.
Ellos -los sacerdotes- iban a ser los beneficiados.
Hay que reconocer que siempre han encontrado en un cierto tipo de mujeres, el terreno perfectamente abonado para satisfacer la propia lascivia de éstas. 
La nueva bruja, que ha sido ya seducida, se decide a solicitar del demonio un contacto permanente a cambio de su servidumbre. Los libros antiguos recogen multitud de fórmulas de invocación, a modo de oraciones, en las que, en resumen, todo consiste en otorgar al demonio el derecho que corresponde a la devoción a Dios.
Ocultamente, la mujer se proveerá con un huevo de gallina negra, donde el demonio se incubará. El requisito debe ser una prueba de buena voluntad, aunque no hay que descartar tampoco la intención de dar a la aparición del espíritu malo una explicación etiólogica, es decir, el proceso de incubación del huevo, produce el nacimiento del ave, un proceso idéntico debe producir, con la intervención del maligno, el nacimiento de un diablo.
Ya posee la pobre mujer el huevo, que deberá incubar, pero antes deberá fecundar ella misma, con su intención y su sangre. Para ello practicará un pequeño orificio en uno de sus extremos e introducirá por él unas gotas de sangre extraídas de un dedo mediante un pinchazo.. Normalmente, el huevo es enterrado en un lugar oculto para no ser descubierto. Una vez fecundado el huevo, la bruja recibía sus poderes demoníacos después de haberse presentado el diablo o uno de sus enviados.

Hoy día ya no se celebran las ceremonias de iniciación en un claro del bosque, bajo los pálidos rayos de la Luna llena, sino en confortables y suntuosos salones. No al aire libre y con miedo, sino en el centro de las ciudades populosas y agasajados los asistentes con bebidas y drogas espirituosas.
Al final y siguiendo el ejemplo de la novicia que rodará sobre la mullida alfombra abrazada al sumo sacerdote de la secta, representante de Satán,, se lanzarán a una orgía sin reglas ni límites.

Una vez iniciada, la nueva bruja está ya en disposición de iniciar una su nueva actividad. El campo de las actividades de una bruja es bastante amplio. 
Depende de los criterios; hay quien incluye en el ejército de las brujas a curanderos y hechiceras, que más tienen de folklore que de otra cosa, de una manera un poco injusta; la mayoría prefiere incluirse en la opinión de que las brujas dominan también las artes de las hechiceras y curanderos, pero son algo más que eso, que deben, precisamente, a los poderes que Satán les ha concedido tras la ceremonia del pacto.



Una bruja puede atormentar en sueños a quien quiera, provocándole visiones horrendas y sueños terroríficos; puede hacer abortar a mujeres sanas, puede hacer nacer seres monstruosos, provocar enfermedades, incendios, tormentas, volver impotente al amante más fogoso, o frígida a la más ardiente de las mujeres, infundir odio a quien antes solo profesaba amor y hasta contrarrestar el maleficio de otra bruja.
Ésa es su misión. Y junto con ello, la satisfacción de sus propios deseos, casi siempre inconfesables por obscenos y malignos.
Para ello dispone de infinidad de fórmulas para confeccionar ungünetos y filtros especiales, apareciendo con frecuencia limaduras de uña, polvo de reptiles quemados, ceniza de piel de sapo, gotas de esperma masculino, sangre menstrual, pelos de pubis y de las axilas y algunas sustancias naturales afrodisíacas extraídas de hierbas como las cantáridas y cosas por el estilo.


Se dice que el aspecto normal de las brujas es de una vieja horriblemente fea, pero que se transforma en una bella e inocente joven hermosa y risueña a los ojos de quien ella desea, para llevarse al hombre elegido a su perdición. Sin piedad y sin remordimientos.



Los poderes extraordinarios de las brujas abarcan todo el espectro imaginable de consecuencias. Son capaces de contaminar la atmósfera de tal manera que plantas y animales perezcan de forma inexplicable; ejercen influencia sobre las aguas del mar, levantando tempestades y huracanes, o provocando una calma total del viento; intervienen en el desarrollo y vitalidad de los animales domésticos, siéndoles posible aniquilar en una sola noche, manadas enteras; hacen secarse las cosechas de cereales, infectan el aire y propagan a través de él toda clase de enfermedades.

Provocan enfermedades individuales, como abortos, falsos embarazos, y lo que se ha llamado "hechizamiento", esto es, un debilitamiento progresivo que termina llevándolo a uno a la tumba sin remisión: se pierde el apetito, las fuerzas van desapareciendo, aparece un estado de depresión permanente, sudores nocturnos, dolores cardíacos, impotencia....¡la muerte lenta, en definitiva!

El procedimiento más común del que se valen las brujas para este último maleficio, hechizamiento, es el llamado "mal de ojo", que el pobre destinatario puede empezar a sentir en el momento mismo de su nacimiento o padecerlo ya en edad adulta.
La mirada penetrante de la bruja, cargada de intención, será suficiente para que el maleficio cunda efecto, y acabe con la vida de quien sea. ¡Cuidado con las miradas fijas de los ojos de mujeres aparentemente inocentes y tímidas!
Los efectos del maleficio son tan poderosos que solo se pueden contrarrestar con los de otra bruja que tenga poderes aún más violentos.


Las series de televisión nos han querido transmitir que las brujas actuales son bellas, jóvenes, hermosas, simpáticas y que pueden llevar una vida relativamente normal. Nada más lejos. Actualmente, en algunos países de Europa, en Centroamérica, Sudamérica, África, Asia, y en la mayoría de los países árabes en general, las brujas (llamadas hechiceras, curanderas,chamanes, etc), practican a sus anchas, maleficios y encantamientos, cuyas prácticas están generalizadas. Las brujas confeccionan todo tipo de pócimas para cada necesidad, sin ningún tipo de escrúpulos. La maldad es el fin que persiguen. Se aprovechan, claro está, de la ignorancia de la mayoría de las personas. La confianza en ellas empieza con sus dotes sanadoras, y después.......?



¡Cuidado con las brujas, están en todas partes! ¡Cualquiera de nosotros puede estar en peligro!

Gracias a la "Gran Enciclopdia de lo Desconocido" (Parapsicología).
(Ediciones Quorum, 1989, obra dirigida por Fernando Jiménez del Oso)

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